Estos son días de mucho lío, pero para intentar no abandonar la iniciativa en su tercera semana, ahí va un cutrepost de última hora:
Cerviniopsis reducta sp. nov.
Como podéis ver, se trata de un bonito copépodo marino, recolectado en la bahía de Sagami (Japón) en 2002. Sería un ejemplo bueno para retratar el tiempo que pasa muchas veces entre que un espécimen se recolecta y el momento en el que se le identifica y describe como una novedad taxonómica. Además, me atrae bastante la forma de trabajo de la sistemática de copépodos (pese a que, como me ha tocado aclarar varias veces, no tengo la menor experiencia personal): los copépodos típicos miden menos de 1 mm, y sin embargo, su estudio detallado incluye una disección minuciosa y descripción de todos sus múltiples apéndices, siendo cada uno de ellos un alarde evolutivo de la complejidad.
Verbigracia: anténulas, antenas y labro de C. reducta
Lo cual me recuerda que en estas fechas tan entrañables, los crustáceos en la mesa siempre dan para buenos temas de conversación. Pasadlo bien.
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