En este bloj se ha cultivado una afición un tanto maniática en alguna que otra ocasión: la de intentar comprobar si las localizaciones de rodaje de algunas películas se han elegido con criterio botánico. Ya hace tanto tiempo que no hago ninguna crítica de este tipo que merece la pena recordar que hemos hablado de cómo podríamos saber que cierta escena de “No es país para viejos” tenía, forzosamente, que estar rodada en Texas o muy cerca, o que el Ché acabó en Sierra Morena cuando debía estar en Bolivia. También dijimos por qué cierto punto de la provincia de Granada no era mal lugar para alguna escena de “Doctor Zhivago” o por qué la vegetación del interior del palacio de Darío III de Persia en “Alejandro Magno” no es muy convincente.
No siempre se puede afinar una posición geográfica gracias a las plantas que se dejan ver en la cámara, pero cuando se puede me gusta valorar si la elección ha sido buena o no. Son críticas menores, porque uno no aspira a que todo el mundo comparta ciertas obsesiones profesionales, pero me parece entretenido hacerlo aunque para el director esas decisiones sean puro atrezzo. No deja de ser, de todas formas, una manifestación de cuánto ignoramos a las plantas en nuestra vida.
Pero en fin, a lo que iba hoy. El otro día revisitando Kill Bill, me volvió a ocurrir. Un casi imperceptible pantallazo azul en alguna neurona remota del córtex prefrontal. Justo unos momentos después de las escenas de la capilla donde tenía lugar el ensayo de la boda de La Novia (Uma Thurman), ensayo en el que entran Bill y sus chicas y la lían parda. Pues bien, en teoría esta capilla está cerca de la ciudad de El Paso, en Texas, como se dice claramente.
Segundos después vemos cómo el chérif se aproxima al lugar recorriendo un paisaje desértico. Hasta aquí nada que objetar.
Pero al aproximarnos al lugar se ve de pasada que junto a él hay un “árbol” un tanto peculiar.
El botánico aguerrido no necesita más para reconocer la inconfundible silueta del árbol de Josué (el conocido como Joshua Tree popularizado gracias al disco de U2: Yucca brevifolia para los entendidos). ¿Que no lo veis? ¡Pero si está clarísimo!
Por si queda algún escéptico, el árbol se ve mucho mejor en el volumen 2 de la película en este plano, pero vamos, que ¡no hay error posible!
Bueno, pues en este detalle no reparé las veces anteriores que había visto la película, pero en esta ocasión (después de haber pisado California) me dije “¡coño, una Yucca brevifolia! ¿Pero no estaban en Texas?”, y ya me quedé toda la película con la mosca detrás de la oreja, porque me daba a mí en la nariz que ningún Joshua tree llega tan al este. Una vez más (porque si hubiese fracasado miserablemente no os lo estaría contando), los rótulos de crédito me dieron la razón: de los tres equipos de rodaje que hubo, el estadounidense estuvo localizado en California, no en Texas. Y qué orgulloso me sentí.
Y genuinamente me pregunté que si esto me había chirriado a mí, con más motivo le tendría que chirriar a un texano, pero es que al parecer, para Tarantino (como para casi cualquier director de cine), un desierto es un desierto y lo demás da un poco igual. Y además es de Tennessee, no os digo más.
Los U2, en plan intensito, posando con un Joshua Tree para el álbum homónimo (1987)
Como decía al principio, identificar un lugar del mundo por las plantas que se ven de fondo en una película es difícil, pero si esa planta es un Joshua Tree, se nos pone la cosa fácil, porque su distribución está bastante restringida (izquierda) al desierto del Mojave, pudiendo verse sobre todo en los estados de California, Nevada y Arizona, y esto me lleva a que en Estados Unidos y norte de México no hay uno, sino cuatro desiertos distintos, cada uno con un clima y una flora propios, así que sí, ha sido un gazapo botánico situar la capilla en Texas.
Y ahora, las inevitables fotos de mi viaje:
Yucca brevifolia en toda su gloria
Los más puristas dirán que el árbol de Josué ni siquiera es un árbol propiamente dicho, ya que como buena monocotiledónea no tiene crecimiento secundario y no produce “madera”. Al igual que las palmeras o los dragos, adquiere porte de árbol con algunas triquiñuelas distintas, y ya si queremos llamar árbol a una herbácea con ínfulas, será decisión nuestra. La cuestión es que si vemos una Yucca brevifolia, podemos decir con cierta seguridad que estamos en el desierto del Mojave o sus inmediaciones, y eso queda lejos de El Paso. De hecho, a poco que busquemos será fácil comprobar que la localización de la capilla está en Lancaster, California, quod erat demonstrandum. Viva yo.
Los cuatro desiertos de Estados Unidos y norte de México: la Gran Cuenca de Nevada, el del Mojave, el de Sonora y el de Chihuahua. El Paso queda en pleno desierto de Chihuahua, lejos de los árboles de Josué. (Fuente)
Pero ya que estamos en harina, y dado que los desiertos estadounidenses y mexicanos son fuente inagotable de películas, ¿podemos ir más allá? ¿Hacer una pequeña guía paisajística con las plantas más reconocibles de estos desiertos para que no nos den gato por liebre y dárnoslas de listos y empollones? ¿Enseñaros más fotos de mis vacaciones? ¡Pues para eso estamos aquí!
Desierto de Nevada (Great Basin)
A esta zona se le llama “la Gran Cuenca” porque de hecho se trata de una inmensa cuenca hidrológica endorreica (que no desemboca en ningún río ni en el mar), de las más grandes del mundo. Al estar en zona de sombra de lluvias, tanto por las montañas de California al oeste como por las Rocosas al este, se trata de una región muy árida, aunque con temperaturas no tan altas como en los otros desiertos, más al sur. De hecho en algunas clasificaciones se le considera más bien un desierto frío, como el del Gobi.
Aquí se ven dos plantas que si bien no son exclusivas de esta cuenca, sí que son bastante frecuentes en ella, y ninguna de las dos es habitual en los otros desiertos. La primera es el matojo blanquecino, Artemisia tridentata (big sagebrush), que es muy frecuente en Nevada pero que se extiende luego por las Rocosas, llegando a la zona de las grandes praderas, si bien es muy rara en los otros desiertos estadounidenses. La otra es la conífera, también blanquecina: el inconfundible single-leaf pinyon, o pino monoaguja (Pinus monophylla), un pino que, como su propio nombre indica, presenta acículas aisladas (recordatorio: en la península ibérica estaríamos acostumbrados a verlas agrupadas de dos en dos, y en Canarias de tres en tres).
Artemisia tridentata y Pinus monophylla de cerca
Desierto del Mojave
De este ya he hablado antes. Es el desierto más pequeño en extensión de los cuatro, y para algunos autores es simplemente la transición entre el de la Gran Cuenca y el de Sonora. El árbol de Josué es, con diferencia, su planta más emblemática, aunque eso no significa que esté por todas partes, ni mucho menos. Aprovecho la coyuntura para presentar la que quizá es la planta más característica de los desiertos cálidos del sur de EE.UU. (Mojave, Sonora y Chihuahua): el creosote (Larrea tridentata).
Reconocible incluso en la distancia por ese aspecto de arbusto escuálido y tristísimo con escaso follaje amarillento. De cerca es inconfundible por esas hojas con dos foliolos (muy zigofiláceos ellos) de tacto pegajoso y que huelen como a betún. Las fotos de arriba corresponden a una vaguada tan seca y tan árida que de los árboles de Josué (y de todos los cactus y demás plantas que se veían a su alrededor) ya no quedaba rastro. Literalmente el creosote era casi lo único que podía sobrevivir en aquel lugar.
El creosote es una planta interesante porque al parecer sus clones generados a partir de una misma semilla están entre las plantas más longevas del mundo (más de 11000 años, dicen). Insisto en que no es exclusiva del Mojave, sino que aparece por todo el norte de México, incluyendo la península de Baja California, y por los tres desiertos (no en el de Nevada). De hecho, me da que el paisaje de Kill Bill, cuando el coche se aproxima a la capilla atravesando el desierto, está lleno de creosotes. Si Tarantino no se hubiese empeñado en rodar en la capilla con el árbol de Josué, habría sido una buena localización para Texas, después de todo.
Desierto de Sonora
Bajando hacia el sur desde el Joshua Tree National Park se aprecia una transición suave en el paisaje al adentrarnos en este desierto, aún más cálido que el del Mojave por encontrarse a menor altitud. Su clima es, además, algo diferente al de los otros desiertos porque presenta una distribución de lluvias bimodal, es decir, que hay dos pequeños picos anuales de lluvias en lugar de uno, lo que significa que muchas plantas son capaces de florecer dos veces. Los árboles de Josué desaparecen y en su lugar se presenta otra planta emblemática y fácilmente reconocible: el ocotillo (me encanta ese nombre), Fouquieria splendens. Cuando está en flor es todo un espectáculo y un banquete para los colibríes.
Alfie, abnegado acompañante del botánico, siempre dispuesto a posar para hacer de escala en las fotos. En este caso junto a un impresionante ocotillo de cinco metros
Sin embargo, los ocotillos no son exclusivos del desierto de Sonora y también se extienden hacia el este muchos kilómetros, presentándose en el desierto de Chihuahua. Si realmente queremos una planta característica de este desierto, mucho más exclusiva y absolutamente inconfundible, esa planta es el saguaro (Carnegiea gigantea). Por desgracia no llegamos a toparnos con la distribución de este majestuoso cactus, cuyas mejores poblaciones están en Arizona, pero imagino que esta especie no necesita especial presentación.
“Bosque” de saguaros afanado de la wikipedia. Los que os hayáis percatado del “sotobosque” de creosotes, ¡Bravo!
Desierto de Chihuahua
Nos falta el desierto de Chihuahua, el más oriental y extenso. Se trata, como en el caso del desierto del Mojave, de un desierto no tan cálido como el de Sonora y con un solo pico de lluvias. Al ser especialmente árido, hay pocas plantas que alcancen grandes portes. Pese a todo es un desierto muy diverso, con docenas de especies endémicas de cactus y suculentas. Muchas de las plantas apreciadas por los aficionados al cultivo de suculentas son de Chihuahua. No he encontrado ninguna planta tan emblemática como las que he mencionado antes, reconocible desde la distancia, pero al parecer en este desierto están especialmente diversificados los ágaves así que voy a nombrar a una especie indicadora del mismo: la lechuguilla (Agave lechuguilla), por el nombre simpático y porque sí que es fácil de reconocer por sus hojas finas (para ser un ágave) y su inflorescencia larguirucha.
(de la wikipedia también). Me disculparán mis lectores mexicanos que no me extienda más en este desierto, espero poder visitarlo pronto
Y hasta aquí el repaso a los desiertos norteamericanos. Mucha gente no aprecia como merecen lo que aportan estos paisajes. No sólo son de una belleza indudable, además están llenos de matices, y cada desierto es único. La próxima vez que veáis desierto en una película, quizá le prestéis más atención a las plantas que se dejen ver y os intereséis por el lugar donde estaban las localizaciones. Yo de momento me doy por satisfecho y os dejo aquí una foto más de desierto de mis vacaciones para que practiquéis lo aprendido.
(Jejejeje)
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